Mujeres preparadas para el progreso

Oct 2, 2020 | Noticias

Desde hace ya 3 años, la cooperativa El Progreso de Villarrubia de los Ojos tiene representación de mujeres en su Consejo Rector. Las primeras fueron Sierra y Lucía, a las que un año más tarde se incorporó Belén.

Este pasado mes de marzo, se unieron también Rosario y Paqui, y hemos querido visitarlas en la cooperativa para que nos hablen de su experiencia y sus expectativas de cara al futuro. Además, nos ha acompañado su presidente, Jesús Julián, una persona convencida de la necesidad de incorporar y visibilizar a las mujeres en el medio rural y en las cooperativas. De hecho, como él mismo cuenta, junto con Cesáreo, el anterior presidente, fueron los artífices de convencer a Lucía y a Sierra para que se animaran a dar el paso al máximo órgano de toma de decisiones de El Progreso.

“Cuando el anterior presidente, Cesáreo, estaba agotando su mandato, pensó en mí para sustituirme y, dentro de la nueva inercia y la situación social que nos rodea, no se podía obviar la necesidad de incluir en el Consejo Rector jóvenes y mujeres en la línea de lo que yo quería que fuera mi equipo, siguiendo esa tendencia de cambio. Dentro de todas las candidatas que había, Lucía y Sierra me parecieron unas chicas extraordinarias que debían estar con nosotros. Cumplían unos patrones establecidosque las capacitaban perfectamente: son jóvenes, provenían de familias agrarias, llevaban la documentación y gestión de sus explotaciones. Así que las citamos en la cooperativa para hablar con ellas”, introduce Jesús Julián.

“Estábamos las dos en una reunión del colegio de nuestros niños y vinimos sin saber a qué”, nos cuentan Lucía y Sierra.

“Cuando me propusieron formar parte del Consejo Rector, me gustó mucho la idea. Salí muy orgullosa; me sentí privilegiada de que se fijaran en mí entre tantas personas en el pueblo. Lo hablé con mi familia y me apoyaron inmediatamente y yo tenía mucha ilusión”, explica Lucía.

“Mi abuelo fue presidente de esta cooperativa en los años 60 y, aunque yo era más reticente que Lucía por la falta de tiempo, la ilusión y esa tradición familiar me terminaron de convencer”, comenta Sierra. “Te enfrentas de repente a algo desconocido, no sabes si lo vas a hacer bien o no. Pero equivocarse es necesario para poder rectificar y aprender. Pero el peso de la responsabilidad de cara al cooperativista me ha podido y me puede mucho”

“Hombres y mujeres lo vieron con buenos ojos, nos daban la enhorabuena y nos animaban por nuestra entrada”.

“Somos mujeres cañeras: hablamos, pedimos explicaciones, aportamos ideas. Si estamos en el Consejo Rector es con todas las consecuencias; ya que estamos aquí queremos  empaparnos bien de todo lo que trabaja en él”, dicen entre risas ambas.

“Cesáreo, Jesús Julián y el resto de compañeros nos ayudaron mucho. Cesáreo fue un mentor para nosotras, estaba siempre pendiente de nosotras para ayudarnos, prepararnos y lanzarnos, nos abrió el camino; éramos sus niñas”

Belén nos cuenta cómo fue su experiencia un año más tarde:

“Una tarde, antes de la cena de la Cooperativa, mi amigo Florencio, que también es consejero, vino a tomar café a nuestra casa y me propuso que si quería entrar en el Consejo Rector. No me lo esperaba, así que pensé que se lo decía a mi marido. Pero no, era a mí. ¡¡¡¡Pero si yo no he estudiado cómo llevar una cooperativa!!! Parecía tan obvio que los hombres llevaran el Consejo Rector y, aunque sabía que Sierra y Lucía estaban ya, nunca me podía haber imaginado que pudieran pensar en mí”

“Le pregunté a Florencio cuánto tiempo tenía para pensármelo y me contestó que ¡solo dos horas!, en la cena lo debía tener decidido. Hablé con mi familia, me animaron y me decidí. Y me ha cambiado la vida, partía de una situación difícil y estaren el Consejo Rector me ha dado fuerzas también a nivel personal”, Belén se emociona al contarlo y emociona a todas las demás con sus palabras: “cada vez que pienso en cómo se sentiría mi padre sabiendo que su Belén está en el Consejo Rector, con lo importante que fue para él la cooperativa…”

“Me vino muy bien hacer el curso de Jóvenes Directivos de Cooperativas Agro-alimentarias. Te sitúa en todos los documentos que vas a manejar, me ayudó mucho”.

 Y este año se incorporan también Paqui y Rosario. Paqui es orientadora en un centro de Daimiel y compagina su trabajo con la agricultura. Nos habla de ello:

“Mi vida siempre ha estado vinculada a la música y la agricultura. He vivido el campo de una forma especial desde pequeña, colaboraba en todo: en sarmentar, en riegos, en todo… Ahora el campo se ha convertido en un placer para mí”

“En otra ocasión anterior ya me propusieron entrar en el Consejo Rector, pero no era el momento. Pero esta vez, Jesús Julián me pareció una persona con la que es fácil llevarse bien y trabajar bien. Estar aquí se lo debo a él y a Belén y a Santi, mi vecino y también consejero, que me dieron el empujón necesario para estar aquí. Ahora me siento agradecida, orgullosa y también se lo brindo a mi padre, que ya no está y fue mi motor y mi impulso para dar muchos pasos adelante en la vida”.

“Por mi trabajo, no tengo facilidades para pedir días para representar a la cooperativa en algunos viajes, estoy más limitada para las reuniones…. Pero las personas del consejo se intentan adaptar a las posibilidades de cada uno. Funcionamos como un equipazo”

“Yo soy socia desde los 18 años, pero entonces solo éramos socias. Nada más. No participábamos nada en la cooperativa y el campo lo llevaba principalmente mi padre. Pero ahora, poco a poco las cosas van cambiando. Muchas mujeres llevan como mínimo la gestión del campo. Antes era porque parecía que era el papel que les correspondía porque los maridos estaban en el campo. Pero ahora están empoderadas y lo hacen porque quieren. Es una labor muy importante para el sustento familiar”.

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Rosario se incorpora un poco más tarde a la conversación porque tenía trabajo en su explotación. Nos cuenta sus vivencias:

“Yo llevo siendo socia de la cooperativa muchísimos años. Y, de repente, Belén y Domingo (otro consejero) vinieron a mi casa. Al principio pensaba que venían a hablarme de algo relacionado con mi grupo de teatro, ¡cómo me iba a imaginar yo otra cosa! Me animé principalmente por las ganas de aportar algo nuevo, nunca me lo había ni planteado. Pero el hecho de que pensaran en mí ya me sirvió de estímulo”

“Al principio, no tienes ni idea. Pero enseguida engancha”.

“Ahora, aparte de pensar en lo que podemos hacer por el bien de todos los cooperativistas, también tenemos siempre en mente qué podemos hacer por las socias, para animarlas a acompañarnos. Creo que hay que ofrecerles información y formación para que den el paso”, nos dice Paqui.

“Yo les diría a las mujeres de las cooperativas que, en esto, como para cualquier otra cosa en la vida, si no lo intentas nunca sabrás si eres capaz, y fijo que vas a tener capacidad para la mayor parte del trabajo. Pero si te quedas sin intentarlo, nunca lo sabrás. Si te dejas vencer por el miedo, ese miedo te seguirá paralizando” añade Sierra.

“Las mujeres deben ser valientes para dar el paso, pero muchas veces no se atreven, están inseguras, les da vergüenza. Por eso también los Consejos deben animarlas de forma personal, como en nuestro caso, es un apoyo fundamental”, apunta Paqui.

Belén profundiza en el tema de la diversificación y la corresponsabilidad: “No todos los hombres saben de agricultura tampoco, pero parece que ellos tienen más disposición. ¿Y por qué las mujeres no? Si las decisiones en casa las tomamos entre los dos, ¿por qué en la cooperativa no? Seguro que solo teniendo ganas de trabajar ya puedes aportar mucho”

“El papel de la familia y la corresponsabilidad es fundamental para poder ayudar a la integración de la mujer en las cooperativas. Un entorno familiar de igualdad, los empujones de los padres y las familias hacia delante en la vida, también ayudan a que no suponga un esfuerzo dar este paso”.

 “Somos las primeras, hemos roto esa tendencia y nos sentimos responsables para las que vengan después. Pero hay mucho camino que andar y no solo en el Consejo Rector, también en puestos en el descargadero, en la bodega. Es nuestro reto: incorporar también mujeres a puestos que han desarrollado siempre los hombres”.

Rosario apunta que: “El Progreso debe tener más mujeres incluso en el Consejo Rector, pero llevamos una tendencia hacia la igualdad muy buena. Y las mujeres que vengan, que tengan ganas de trabajar. Las mujeres aportan otra visión, aire fresco”.

“En nuestra cooperativa tenemos mujeres en todos los departamentos, que creo que nos da una imagen de Igualdad con respecto a los clientes, al entorno que nos rodea. Nuestro vino ‘Viña Xétar Por Ellas’ fue el primero en poner el foco de atención y unir mujer y vino, encima con una causa tan bonita como es acompañar en la lucha ydar apoyo a las enfermas de cáncer de mama. También hacemos vinos fresquitos para acercarnos a los gustos del público más joven”, finaliza Paqui.

Desde aquí agradecemos a la cooperativa El Progreso, a sus consejeras, a su presidente y, en definitiva, a todas las personas que la componen, que nos hayan abierto las puertas de “su casa” para mantener esta conversación tan emotiva.

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