Entrevista a Francisco Garrido, vocal del Consejo Rector de Cooperativas Agro-alimentarias Castilla-La Mancha y presidente de Bodegas Villavid
Francisco Garrido es una cara más que conocida dentro del Consejo Rector de Cooperativas Agro-alimentarias. Forma parte del mismo desde el año 2011 y desde entonces ha sido viceportavoz de Vinos y ahora vocal de la organización. Su decisión de volverse a su pueblo natal, Villarta (Cuenca), cuando después de finalizar Bachiller se marchó a Valencia a trabajar para una multinacional, fue más que acertada, “la ciudad no me cuadró, no me adapté, me vine al pueblo a seguir con la agricultura, que había visto en mi familia desde que nací y ya llevo más de 30 años; jamás me he arrepentido, estoy muy feliz aquí, siguiendo el trabajo de mis padres, que se han dedicado a la viña”.
Para él una de las mayores satisfacciones que da el campo es ser tu propio dueño, “yo soy el que toma las decisiones, soy dueño de mí mismo, de mi propio camino, yo lo voy decidiendo, y eso me llena muchísimo”.
Pregunta: ¿Cuál cree que es el mayor desvelo de un agricultor?
Respuesta: El mayor desvelo que da la agricultura es la venta de los productos, porque eso no depende de uno, no lo puedes manejar, puedes intentar hacer las cosas lo mejor posible, pero dependes de un mercado globalizado que te marca los precios. Haces cosas para hacer marca, para vender mejor, pero nunca eres dueño del mercado. Sin duda la mayor preocupación es la comercialización de los productos.
P: Usted es presidente de Bodegas Villavid, en Villarta, ¿cómo comenzó su vinculación allí?
R: Era socio de la cooperativa desde que tenía 18 años, y presidente desde 2004. Lo que me llevo de estos años es un enriquecimiento personal, que solamente con la actividad agrícola no la hubiese tenido, y la inquietud que tienes de no estar en tu casa, o de no quedarte tranquilo en el sofá, la inquietud de que tu producto se venda bien te lleva a implicarte con la empresa donde llevas el producto, y lo que te lleva también a un enriquecimiento personal importante, que no te daría solo la actividad agraria… Es una universidad, una relación con las personas, con el entorno, que te hace enriquecerte muchísimo, y eso lo pongo por encima de todo. Estoy muy agradecido a los socios y trabajadores de la cooperativa, porque me enseñan muchísimo y me aguantan como presidente (Risas).
P: Hábleme de Bodegas Villavid…
R: Se fundó en 1952, y actualmente tiene unos 250 socios de uva. Además tenemos muchos servicios, porque estas cooperativas, como Bodegas Villavid, ubicada en un pueblo de menos de 1.000 habitantes, es la empresa más importante aquí y ofrece muchos servicios. La actividad, la economía…, aquí gira en torno a la cooperativa. Tenemos sección de carburantes, de crédito, seguros, hacemos la PAC…, todo lo que necesita el agricultor lo hacemos aquí, lo que nos lleva a que seamos una empresa que los socios tienen todos los días en su cabeza, y hay que hacer las cosas bien.
Al tener más secciones, en la cooperativa somos más de 400 socios. Empleados 9, de los que 4 son mujeres.
Elaboramos fundamentalmente vinos a granel y el 3% del volumen total de nuestra producción va a embotellado, aproximadamente unas 300.000 botellas al año. Nuestras marcas más representativas son Villavid y 1952.
Respecto a los datos de la cooperativa, la media de producción anual ronda los 11 millones de kilos de uva.
Además, formamos parte de Vialcon, que defiende y comercializa los orujos y las lías de 12 cooperativas, y a Bodegas BWG, que es cooperativa de segundo grado compuesta por 7 cooperativas de La Manchuela.
P: ¿Cómo llegó a ser vocal del Consejo Rector de Cooperativas?
R: Una cosa te lleva a la otra, cuando te implicas con una cooperativa y te implicas en la organización de esa cooperativa te lleva a pertenecer a grupos cooperativos de mayor rango y a la organización de cooperativas. En la zona de La Manchuela somos muy cooperativistas, nos implicamos con el cooperativismo y con su defensa, y ese es uno de los objetivos fundamentales de Cooperativas Agro-alimentarias.
Formo parte del Consejo Rector de Cooperativas desde hace 8 años y puedo decir que mi enriquecimiento profesional y personal ha sido enorme aquí, por eso estoy muy agradecido a la organización, por aportarme tanto y por permitirme formar parte de ella.
P: ¿Qué papel cree que juega Cooperativas Agro-alimentarias C-LM en la defensa del cooperativismo?
R: Cooperativas, aparte de defender nuestros intereses, analiza las dificultades, las necesidades que tenemos las cooperativas de base, analiza la situación global que tenemos y el entorno en el que nos movemos. Nos da las claves y las herramientas para llegar a estructuras fuertes de comercialización, para llegar a los mercados; nos impulsa a hacer cosas que las cooperativas, por nosotras mismas, no podríamos hacer, como enfocar los mercados, la comercialización, implantar normas de calidad…
Cooperativas aparte de ser una organización representativa es una herramienta muy útil para enfocar los retos del cooperativismo de base.
P: ¿Cuáles cree que son las fortalezas y las debilidades de las cooperativas?
R: Las debilidades están en dos frentes, en primer lugar en los socios agricultores, que muchas veces no tienen la formación suficiente ni la capacitación para llevar empresas tan potentes. Son empresas que manejan una economía social y necesitan de muy buenos profesionales.
El otro frente es la dimensión. Hay muchas cooperativas pequeñas que no tienen profesionales. Son cooperativas con poca base social o poca actividad, muy pequeñas, con trabajadores ya obsoletos, que no han evolucionado o no tienen suficiente capacidad económica para contratar a buenos profesionales. Se junta el poco volumen, que es un defecto muy grande, con la capacidad económica para contratar nuevos profesionales, y eso es un lastre; esas cooperativas no tienen viabilidad.
Respecto a las fortalezas, he de decir que las cooperativas muchas veces no nos creemos el potencial que tenemos, y es que este es muy grande, que nos permite hacer grandes cosas, grandes inversiones. Tenemos los productos y materias primas que manejamos nosotros, que podemos decidir nosotros, cuándo, cómo lo queremos, y eso es una fortaleza muy grande que otros no tienen.
Además, estamos ubicadas en los pueblos, los socios en la mayoría de los casos viven en el pueblo, y eso nos da grandes oportunidades para que la cooperativa desarrolle actividad en su municipio, para revitalizar la zona.
P: ¿Qué le parece la incorporación de los jóvenes a la agricultura?
R: Los jóvenes lo tienen difícil fundamentalmente a la hora de comprar o arrendar terrenos; si no les viene de familia, es muy difícil, porque hace falta un importante patrimonio si un joven dice “quiero ser agricultor, o granjero”, y no tienes las tierras. Hay que invertir en maquinaria, instalaciones, naves… Esta es la parte difícil. La parte fácil es que si les viene de familia, la cosa viene rodada, solo tienen que seguir con la actividad que empezaron nuestros abuelos, nuestros padres… Las estructuras cooperativas ya están en marcha.
Pero en mi opinión falta una cosa fundamental, y es la educación que se da en las escuelas. Antes nos llevaban nuestros padres al campo a trabajar, hoy en día eso no se hace. Faltan asignaturas, falta formación agraria en las escuelas de Formación Profesional, porque antes nos lo enseñaban en nuestras casas, ahora no. Falta que se les enseñe a podar, a manejar un tractor, una explotación de animales… Cómo van a pensar si les gusta la agricultura si no lo han hecho nunca ni han aprendido cómo se hace.
P: ¿Y la visibilidad de la mujer, cada vez más patente en las cooperativas?
R: Aquí en nuestra cooperativa hemos tenido el 50% de hombres y mujeres, y puedo decir con orgullo que los hombres están en bodega, pero que las mujeres son las que ocupan los puestos de mayor responsabilidad: la gerente, la técnica comercial, la ingeniera agrícola y la encargada de la sección de crédito. Aquí son las mujeres las que ocupan los cargos profesionales más cualificados.
Intentamos que haya más mujeres en el Consejo Rector, pero es difícil, hay mujeres que no quieren estar, o que no pueden, que es peor. Está claro que medios hay, herramientas hay, pero no todas ellas pueden o quieren. No soy partidario de obligar, en este sector hay que querer y poder, por supuesto.
P: En Cooperativas se ha formado la Comisión del Agua, ¿cómo ve esta iniciativa y la problemática en torno al agua, tan de actualidad?
R: Con el cambio climático el agua es aún más necesaria y, sobre todo, en una zona donde nos han dicho tradicionalmente que somos de secano; eso es una idea impuesta que no es cierta y que nos ha lastrado como región. Tenemos que tener derecho al agua, sobre todo los jóvenes. Lamentablemente si queremos mantener actividad y vida en los pueblos, es necesaria el agua, y la actividad agraria, conforme viene el clima, va a sufrir muchísimo, económicamente va a sufrir el mundo rural si estamos sin agua. Son necesarias infraestructuras que den acceso al agua y que permitan desarrollar la agricultura.
Aquí tenemos el valle del Cabriel y el valle del Júcar, y si no tenemos acceso a esas masas de agua, ni subterráneas ni las que pasan por los ríos, lo vamos a tener difícil. Si los valencianos pueden utilizar esta agua, ¿por qué nosotros no? Hay que utilizarla bien, hay que pagarla, de acuerdo, pero tengo que tener derecho a ella, porque eso va a generar una actividad y una rentabilidad.
No es cierto que Castilla-La Mancha haya sido una tierra de secano. Esa idea hay que cambiarla.