“Admiro la paciencia que tiene mi mujer conmigo, con mis horarios, viajes…, y ¡para colmo! la bicicleta los fines de semana, ¡es una santa!”

Ene 26, 2018 | Noticias

De apariencia tranquila y sosegada, Juan Miguel del Real es un profesional que ha adquirido más que un compromiso con el sector cooperativo, al que lleva ligado más de 20 años. Su templanza y profesionalidad le han convertido en el interlocutor que, con mano dura, no duda en defender los intereses del cooperativismo allí donde cree que hay que hacerlo. Su experiencia como abogado (es licenciado en Derecho por la UCLM) le convirtió en el responsable de la Asesoría Jurídica de Cooperativas idóneo desde el año 1995 y, desde 2006, en subdirector de la Organización. Natural de Albacete y criado en Socuéllamos, tiene dos hijas a las que adora y su ocio lo dedica “al deporte, especialmente todo lo que lleve ruedas o huela a gasolina”. Vamos a conocerle más de cerca…

Pregunta: ¿Qué le han aportado, en lo personal, todos estos años en Cooperativas Agro-alimentarias?
Respuesta: Durante todos estos años he tenido la suerte de compartir mi trabajo con un equipo de compañeros estupendos (los actuales y algunos otros que ya no están en la empresa) que me han enseñado mucho y que me han hecho crecer tanto en lo personal como en lo profesional. Y casi tan importante, la multitud de personas (socios, rectores, trabajadores, etc.) que he ido conociendo durante estos años en las cooperativas de la región que, sin duda, ha hecho que el balance esfuerzo-recompensa se decante netamente a favor de la recompensa personal y profesional.

P: ¿Qué filosofía cooperativa aplicaría a la vida diaria?
R: El cooperativismo no es solo una forma de hacer empresa sino que diría que es una forma de vida y, por tanto, te marca en lo personal. Los valores de ayuda mutua, de solidaridad, de democracia social y económica que implica el modelo cooperativo son valores esenciales en nuestra sociedad y, por supuesto, forman parte también de mis valores personales.

P: Seguro que tiene infinidad de anécdotas con las cooperativas y los cooperativistas. Cuénteme alguna…
R: Bueno, no sería fácil identificar una en especial. Son casi 23 años muy intensos en primera línea de combate, asistiendo a asambleas, consejos, reuniones y ello supone multitud de vivencias y experiencias con nuestras cooperativas. Por citar una, recuerdo cómo en la celebración de las asambleas de fusión de dos cooperativas de una localidad ciudadrealeña, una de ellas se celebró un domingo del mes de julio y el lugar de celebración era el patio de la cooperativa. Al comienzo de la misma (alrededor de las 10’00 de la mañana) todas las sillas estaban situadas a la sombra; a medida que el sol avanzaba, los socios y la mesa presidencial en la que yo me encontraba sentado, íbamos desplazando las sillas buscando los nuevos espacios de sombra, y cuando se acercaban las 12’00 del mediodía y el sol llegaba a lo más alto sin apenas espacios con sombra (la temperatura a esa hora estaría alrededor de los 35 grados), el presidente aligeró el debate sobre el tema de la fusión, sentenciando “¡venga, venga, que el tema está claro, no podemos seguir debatiendo más este tema pues nos vamos a freír, así que, si no hay más preguntas, damos por aprobada la fusión y nos vamos a tomar algo fresco que aquí no hay quien aguante más!”. A lo que todos los socios, con la mayor normalidad posible, asintieron unánimemente y se levantó la sesión. Cada uno cogió su silla de plástico, las apiló en un rincón del patio y todos nos fuimos en procesión al bar que era sin duda el lugar más fresco del pueblo en ese momento.

P: ¿Cómo se define?
R: Una persona constante y comprometida con lo que hace.

P: ¿Cuál es su principal defecto?
R: Seguramente habrá muchos, pero de los que soy consciente, destacaría el no saber diferenciar en ocasiones (demasiadas diría yo) entre el trabajo y la vida personal.

P: ¿Y su principal virtud?
R: Quizás la prudencia y el saber escuchar a los demás.

P: ¿Qué hace cuando no está trabajando?
R: Como te decía antes, no siempre tengo claro (para mi desgracia) cuando es tiempo de trabajo y cuando tiempo personal. Pero cuando no estoy frente al ordenador, intento estar mucho con mi familia, hacer deporte y viajar.

P: ¿Qué se le da muy bien hacer, al margen del trabajo?
R: Además del deporte en general, soy bastante “cocinica”. En el grupo de amigos, soy el encargado de las gachas manchegas, las migas, la caldereta, las paellas, la fabada, etc.

P: ¿Qué hace cuando se enfada?
R: No soy persona de enfadarse mucho, pero cuando lo hago y, especialmente con el paso de los años, he aprendido a contar hasta 10 antes de lanzarme a responder a la otra persona frente a un enfado. Creo que es muy saludable y te evita tener que arrepentirte de decir lo primero que se te pasa por la cabeza.

P: ¿Y para superar un mal trago?
R: Quizás sea deformación profesional, pero intento relativizar mucho los problemas y discernir lo que tiene solución o lo que no. Lo que no tiene solución ya no es un problema, es una realidad y, por tanto, intento pasarlo rápidamente y centrarme en los problemas que aún tienen solución.

P: ¿Qué parte del día prefiere?
R: Soy bastante noctámbulo.

P: Un lugar para perderse
R: Me gusta bastante la montaña, por lo que me perdería en un bosque, por ejemplo, de Asturias, con mi cabaña, una buena chimenea y un huerto para cultivar.

P: ¿Qué regalo hay que hacerle para arrancarle una sonrisa de oreja a oreja?
R: Algo con poco valor pero que demuestre la complicidad con la persona que te hace ese regalo.

P: ¿De qué se siente orgulloso?
R: De la educación y valores que me dieron mis padres desde mi infancia. Me gustaría poder dárselos yo igualmente a mis hijas.

P: ¿Se arrepiente de algo?
R: De no haber dedicado más tiempo a mi familia. Mis hijas se han hecho mujeres casi sin darme cuenta y tengo la sensación de haberme perdido algunos capítulos de su vida.

P: ¿Admira a alguien?
R: En el ámbito familiar, admiro la paciencia que tiene mi mujer conmigo, con mis horarios, viajes, asambleas los domingos y ¡para colmo! la bicicleta los fines de semana ¡es una santa!

P: ¿Con qué personaje famoso se iría a tomar un vino?
R: Como soy bastante amigo de la aventura motorizada, me tomaría un vino con Carlos Sainz a ver si lo convenzo de que me lleve de co-piloto a la próxima edición del Rally Dakar.

P: ¿Tiene miedo a algo?
R: No sé si es miedo, pero sí preocupación cuando observo la mediocridad de los políticos actuales de las llamadas grandes potencias mundiales que junto al crecimiento de los fanatismos religiosos, genera un coctel preocupante.

P: ¿Qué le provoca una sonrisa?
R: La inocencia y espontaneidad de los más pequeños.

P: ¿Cómo se ve dentro de 10 años?
R: Pues espero que con la misma ilusión que tengo ahora por mi trabajo. Fíjate que, todavía, después de tantos años en la organización, aun cuando me levanto por las mañanas tengo la sensación de que es mi primer día en la empresa y eso me reconforta. Espero seguir teniendo esa misma sensación dentro de 10 años.

P: Cuénteme un recuerdo de su infancia…
R: Recuerdo los veranos ayudando a mi padre en la tienda, las noches jugando con los amigos mientras mis padres tomaban el fresco con los vecinos en la calle o cuando mi padre me compró mi primera moto con solo 11 años (¡cómo me pondría de pesado!) que, por supuesto, solo utilizaba en una casa de campo que teníamos por entonces.

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