La situación excepcional que vive el país ha obligado a muchas empresas a enviar a sus plantillas a trabajar desde casa. Necesitamos afrontar esta situación como una oportunidad para ambas partes. Para las personas empleadas es el momento para demostrar que su productividad cuanto menos es la misma que trabajando en su centro de trabajo y que, por tanto, la opción de teletrabajar es una solución óptima para afrontar problemas de conciliación de la vida laboral, personal y familiar, no solo en las circunstancias difíciles vividas estos meses por culpa de la pandemia. Para las empresas va a ser sin duda una gran oportunidad, hay empresas que van a interpretar que hay otras formas eficientes de organizar el trabajo.
Pero la posibilidad de teletrabajar no está al alcance de todas las empresas ni, desde luego, de todos los puestos de trabajo. Muchas empresas han tenido que reinventarse para dar servicio en estos complicados momentos, como ha sido el caso de muchas de nuestras cooperativas en el que el día a día (atender las ventas, las demandas de la base social, tareas de mantenimiento, administración, reuniones de consejos rectores, etc.…) es incompatible con establecer una única solución.
Indudablemente, sería un buen momento para aprovechar los próximos meses para establecer protocolos en materia de conciliación o de corresponsabilidad, pero lo cierto es que ha sido necesario avanzar en este camino a marchas forzadas.
Hemos hablado con 4 de nuestras cooperativas de distintos sectores de actividad (que, por cierto, tienen implantado un Plan de Igualdad) y de la mano de 4 mujeres en sus puestos de dirección nos han contado cómo se han adaptado a esta situación tan insólita y este ha sido el resultado.
Amparo Perona de Santiago Apóstol de Tomelloso
En Santiago Apóstol de Tomelloso, desde el primer momento del confinamiento por la Covid-19, se nos han dado facilidades a toda la plantilla de la cooperativa, tanto hombres, como mujeres. Al personal encargado de venta directa a socios se les han suministrados los Epis necesarios y se han restringido las visitas presenciales, haciendo pedidos telefónicamente y sirviendo al agricultor cuando estaba preparado, y con horarios de atención al público más reducidos.
En la parte de la oficina y departamento técnico, que es donde estamos trabajando mayoritariamente las mujeres, hemos tenido todos horario de mañanas, con atención a socios solamente por teléfono, y además hemos podido conciliar la vida familiar con vacaciones y permisos que ha asumido la cooperativa directamente, sin tener que ser recuperados posteriormente, tanto para hombres como mujeres.
Con teletrabajo solamente hemos tenido un caso, de una compañera que no es de Tomelloso, y se le ha permitido desde la primera semana del confinamiento hasta el lunes 27 de abril.
Otras medidas de seguridad que se han tomado en las instalaciones son las mamparas de separación en los mostradores de atención al socio, tanto en el despacho de báscula, como en las oficinas centrales, todo ello para que la plantilla y los socios estén lo más aislados posible.
Es una situación complicada para los que tenemos hijos en edad escolar, pues necesitan nuestra ayuda para todo el material y los trabajos que les están pidiendodesde los centros escolares. Ellos, por su edad, no saben manejar todavía con destreza, por lo que hay que sacar nuestro trabajo adelante y el otro trabajo que nos ha llegado de repente con la Covid-19.
Desde la Cooperativa, a mediados de abril, nos poníamos en marcha con una iniciativa para comprar material sanitario, a través de una carta de petición de colaboración del presidente que fue enviada a diversos sectores con los que mantenemos relación comercial. Esta iniciativa que fue apoyada por la mayoría de las cooperativas de Tomelloso como Vinícola de Tomelloso, S.A.T “San José”, Coop. Ganaderos Manchegos, SERTYMAN Sdad. Coop. 2º Grado, por proveedores de semillas, fertilizantes, fitosanitarios, etiquetas y envases, por varios clientes y por donaciones personas anónimas de Tomelloso.
En total hemos podido realizar una donación de casi 60.000 € de material sanitario compuesto por mascarillas FFP2 homologadas, gorros de protección, buzos homologados categoría III, trajes de polietileno, batas desechables y guantes, todo ello ha sido repartido para el Hospital de Tomelloso, Hospital Mancha Centro de Alcázar de San Juan, Centro de Salud Tomelloso 1, Residencia de San Víctor, Guardia Civil y Policía Municipal.
Desde la Cooperativa Santiago Apóstol se han seguido todos los protocolos y se ha intentado colaborar el máximo posible contra la Covid-19, esperamos salir lo ante posible de esta situación tan complicada que se está atravesando a nivel mundial.
¡¡¡Mucho ánimo y fuerza para todos, lo vamos a conseguir!!!
Mª Ángeles Cuesta de Agraria San Antón 84 de Albacete
Las Cooperativas Agroalimentarias, al igual que otros sectores, estamos viviendo sin duda una situación sin precedentes, compleja e incluso impredecible, que por desgracia ha llegado para quedarse un tiempo.
El sector agroalimentario ha sido esencial. En nuestro caso, al estar dedicados principalmente a la comercialización de cereal, la actividad no se ha visto interrumpida desde que comenzó el estado de alarma.
Agraria San Antón ha tomado medidas siguiendo en todo momento las recomendaciones marcadas por la Administración. Hemos mantenido la actividad en las condiciones que, permitiéndonos dar un servicio completo, también garantizan el bienestar de nuestros trabajadores. Las medidas tomadas han ido enfocadas en primer lugar a la protección de la salud de la plantilla, así como a la reducción del estrés laboral, sobre todo debido a los desplazamientos y a mejorar la conciliación.
Distinguiendo según el puesto de trabajo, siempre que este lo ha permitido, se ha optado por el llamado teletrabajo, como es el caso de algunos puestos administrativos. También las labores comerciales se han podido desarrollar de forma no presencial. En cuanto a los trabajos en planta, se han establecido turnos evitando la coincidencia de un menor número de trabajadores en los primeros momentos de la pandemia, así como la jornada laboral continua para reducir los desplazamientos. Contamos con la ventaja de que no se requiere cercanía de los trabajadores para estas tareas por lo que se disminuyen mucho los riesgos.
Por supuesto hemos contado de forma activa con nuestro servicio de Prevención de Riesgos Laborales, evaluando riesgos concretos y aplicando en todo momento las medidas de prevención necesarias.
En cuanto a las reuniones periódicas con nuestros órganos de gobierno, que evidentemente se han visto interrumpidas, hemos procurado mantener unacomunicación fluida, realizando las reuniones mediante videoconferencia. Se ha trasladado a sus miembros los aspectos más relevantes tanto de la situación actual como del día a día, de manera que lo ocurrido estos últimos meses no suponga un freno en la agilidad de toma de decisiones y gestión diaria.
En mi caso particular, trabajo en casa desde que se inició el confinamiento, contando con los medios técnicos adecuados. He podido desarrollar mis tareas con normalidad, incluso diría que me he sorprendido del rendimiento que puede obtenerse al trabajar desde casa si se tiene una buena organización. He comprobado de primera mano que la mayor parte de trabajo interno y gestiones pueden hacerse logrando los mismos objetivos que si trabajamos presencialmente.
Al igual que muchas madres, compagino el trabajo desde casa con el cuidado de mi hijo. A este respecto puedo decir que lo que en principio parecía una situación muy complicada, si bien requiere cierto esfuerzo y adaptación por parte de todos los que estamos en casa, me ha permitido una mayor comunicación y contacto familiar. Como hija, estoy a cargo de una persona de edad avanzada por lo que en estas últimas semanas también me he organizado para no descuidar su atención y cuidados.
Por otro lado, he aprovechado el confinamiento para realizar actividades que con el ritmo de vida habitual me resultan algo difíciles de encajar, una opción especialmente interesante en este periodo ha sido realizar formación. Hoy en día hay una amplia oferta con formaciones online de mucha calidad que pueden hacer de estas circunstancias, una oportunidad para crecer profesional pero también personalmente.
Ahora más que nunca, debemos expandir nuestras miras, ser capaces de ver nuevas oportunidades y tomar conciencia de que muy probablemente nuestra actividad económica, comunicación, hábitos y forma de relacionarnos cambiarán. Pero sin duda también se crearán nuevas necesidades y nuevas formas de hacer las cosas que debemos aceptar e integrar de la mejor manera posible.
Consoli Molero de Colival de Valdepeñas
Cuando el jueves 12 de marzo, el gobierno anunciaba el cierre de los centros escolares, comenzó a crecer la preocupación entre las familias. ¿Qué hacemos ahora con los niños? ¿Qué hacemos para conciliar la vida familiar con el trabajo? Ante la amenaza del coronavirus y para reducir la posibilidad de contagio, muchas empresas optaron por despidos, vacaciones, ERTEs, así como el teletrabajo, una medida de demanda para poder compaginar el ámbito laboral y personal, mejorando la gestión del tiempo. Sin embargo, trabajar fuera de nuestras empresas no es siempre viable.
Pensando en la situación de absoluta excepcional, es evidente que los trabajadores de nuestras cooperativas, somos los primeros que nos estamos viendo afectados desde un punto de vista de salud personal y seguridad en el desarrollo de nuestra actividad, ya que el Gobierno ha considerado que nuestro sector de actividad sea de los que no deban suspenderse. Así constatamos que somos un pilar en España y no se pueden olvidar de nosotros, por lo que nos ponemos en riesgo también desde la óptica del resto de derechos laborales.
Los que trabajamos por y para las cooperativas jugamos un rol importante en ellas en estos momentos más que nunca. Los responsables de gestionar los equipos de trabajo tenemos una gran responsabilidad en aras a implantar las medidas de contención necesarias para garantizar el cumplimiento de nuestros servicios profesionales, de forma presencial o mediante fórmulas de teletrabajo, siempre bajo criterios de mantener el bienestar de nuestros trabajadores y el de nuestros socios, clientes y proveedores.
Ante esta situación excepcional, necesitamos confianza y responsabilidad, por lo que desde nuestra cooperativa hemos seguido trabajando cada uno de nosotros con nuestro mejor esfuerzo, nuestra mayor dedicación y aun si cabe, mayor compromiso para garantizar la continuidad de nuestro negocio, ofreciendo toda la ayuda profesional necesaria. Para hacer efectiva la conciliación laboral y familiar, se adoptó la jornada continuada, implantado de modo razonable y proporcionado, teniendo en cuenta el carácter temporal y excepcional de duración del Estado de Alarma.
El horario de atención al público lo redujimos, e indicamos a socios y clientes que las visitas a las oficinas de la cooperativa las redujeran si no era estrictamente necesario, y siempre con las garantías suficientes de que no se pueda producir un riesgo de contagio. También les dimos la opción de atenderles vía correo electrónico, teléfono o WhatsApp.
Respecto a la comercialización, nos reinventamos con el servicio a domicilio. Hemos dado la opción para que los socios y clientes que no salgan de sus casas, sirviéndole en su propio domicilio el aceite que necesite, con las medidas de seguridad garantizadas.
Todos los trabajadores en plantilla vamos protegidos con las medidas de seguridad, Epis, con el objeto de protegernos contra uno o varios riesgos que puedan amenazar nuestra salud y seguridad. La amenaza del coronavirus es todo un reto para poder dotar a los trabajadores de equipos que los protejan de un enemigo tan peligroso, diminuto e invisible. Esta crisis nos ha pillado desprevenidas a la inmensa mayoría de las empresas, pero hemos aprendido rápido, siguiendo trabajando. Cada persona de nuestra plantilla está ejerciendo su puesto de trabajo con normalidad. Cada proceso lo ejecuta un trabajador, es decir, hemos marcado un protocolo que cada sección esté dirigida por una única persona, para que no haya contacto físico, siempre reforzando la desinfección de las zonas de trabajo.
Con el Consejo Rector, desde el principio del confinamiento, se suspendieron y pospusimos todas aquellas reuniones que teníamos. Nos dirigimos a sus componentes por correo electrónico o por WhatsApp para los temas más urgentes. Se informa por correo electrónico a todos los componentes para que quede constancia y estén informados de todo a lo que concierne el funcionamiento de la cooperativa.
En esta situación difícil que nos ha tocado vivir, desde mi punto de vista, hemos adaptado el trabajo vinculándolo con la familia de la mejor manera posible. Preferiríamos reforzar vínculos en otras circunstancias con la familia, pero ha sido con la COVID-19.
Esta situación, es verdad que nos está haciendo valorar más tiempo en familia, de la manera de trabajar en horario continuado, al menos en mi caso. Lo mejor de este confinamiento para mí es estar junto a mi hija y mi marido. Para ella, ha sido una oportunidad de estar viviendo por las tardes con su padre y su madre como un regalo. Nunca creí que no fuera a poder disfrutar por las tardes de un permiso digno. Para mí han muerto las prisas, no tenemos prisa por reuniones, no hay prisa por viajes, no hay prisa por visitas concertadas, no hay prisa por llegar a tiempo con informes con fecha y hora, no hay prisa para hacer la comida, no hay prisa para recoger a mi hija del colegio. Con la Covid-19 han desaparecido las prisas y ha renacido el tiempo. Tiempo para hacer trabajos que vas apilando en la mesa de la oficina, tiempo para reinventar, tiempo trabajar sin estrés, tiempo para hacer videoconferencias sin viajar, tiempo para cocinar, tiempo para estar con la familia, tiempo para valorar la vida… tiempo para reflexionar con seguridad.
Aunque no sea este el momento para reivindicaciones ideológicas o sociales, al menos hasta rendir al adversario, esta crisis puede ayudarnos a cambiar nuestra mirada sobre ciertas cuestiones de una enorme importancia, de cambiar nuestra forma de trabajar, de vivir.
Aprovechemos esta inusitada coyuntura para reflexionar sobre nuestros auténticos intereses y revisar nuestra escala de valores. Rentabilicemos este malhadado asedio para meditar sobre cómo suscribir un pacto social de nuevo cuño. Sólo quienes creen saberlo todo no aprenderán absolutamente nada de esta traumática experiencia. Los demás deberíamos aprovechar el confinamiento para ver cómo cabría estructurar un futuro común presidido por valores. Saquemos lecciones positivas de la pandemia y pongámosla en práctica.
Mª José Arellano de San Isidro El Santo de Las Pedroñeras
Hoy en los medios de comunicación vemos como se estigmatiza la vida en el mundo rural. Desde muy joven, observé como amigos y familiares marchaban a las grandes urbes con el afán de una profesión de afianzamiento económico y social, y pese a ser universitaria, aposté por mis raíces, por vivir en el núcleo rural, por mi tierra. Tengo la gran fortuna, por tanto, de ser una mujer trabajadora en el mundo rural y poder disfrutar de la libertad de vivir en un pueblo, de pasear por esas calles que me vieron crecer, de la cercanía a los míos y, sobre todo, de la confianza en las personas, que solo el mundo rural sabe explicar. Creo que esas condiciones me hicieron obtener un desarrollo profesional único, pudiendo ser nombrada Gerente de la mayor cooperativa de ajos del mundo, SAN ISIDRO EL SANTO en mi pueblo natal, LAS PEDROÑERAS.
SAN ISIDRO EL SANTO, hoy no se configura solamente como una cooperativa, sino que está formada por aproximadamente 300 personas productoras de ajo y por un equipo humano donde año tras año han ido apostando por el producto que desde niños han visto como sostenía la economía de la comarca, con la implicación propiade trabajar para casa, y que nos ha hecho afianzarnos como la Cooperativa representativa del sector tanto en el ámbito comercial como referente social y laboral.
La verdad sea dicha, San Isidro El Santo no se ha convertido en una institución referente en el sector por pura casualidad, sino en virtud de los parámetros y características que cada uno de los Presidentes y Consejos Rectores que han ido trabajando a lo largo de su historia, apostando por un producto propio, por una seña de identidad, avalada por un equipo (o mejor dicho, una familia) de trabajadores que han sido capaces de elevar a nuestra empresa a la referencia sectorial como consecuencia de la unidad, el esfuerzo y el trabajo conjunto.
Tiempos pasados afianzados y nunca acomodados observaron como un golpe a nuestra vida hacían tambalear aquello que habíamos construidos juntos durante años. La pandemia mundial de la COVID-19 azotaba gravemente a nuestro país, y como consecuencia de ello a nuestra empresa, generando incertidumbre en directivos y trabajadores sobre un devenir, que, de la noche a la mañana, se tornaba incierto y teníamos encima sin margen de maniobra.
Lejos de la impasibilidad, nos unió en la distancia. Recuerdo, como días antes al establecimiento del Decreto de Alarma, el Consejo Rector formado por diez directivos, la gerencia y el asesor jurídico de la entidad, formábamos una reunión esporádica en las instalaciones del almacén, ya con mascarillas y con una distancia de seguridad oída solo en foros específicos, alertando del devenir de algo muy grave y la palabra más repetida fue proteger.
SAN ISIDRO EL SANTO, desde aquella mañana, ya había empezado a utilizar las medidas de protección, distanciando los puestos de trabajo, incrementado los servicios de limpieza, y fomentando el uso del teletrabajo.
Para nuestras instalaciones era posible el distanciamiento social, separando de manera notoria los puestos de trabajo, comunicando a los trabajadores la necesidad de información sobre patologías previas, y reestructurando, en definitiva, para el bien común, qué en este caso, era una doble disyuntiva. Por un lado, San Isidro el Santo quería proteger a su familia y del mismo modo quería nutrir de nuestro producto a todos los supermercados y establecimientos que comercializan el ajo.
De esta forma, con un incremento en la limpieza de las instalaciones, el distanciamiento social en las cadenas de manipulación, y con la supresión de atención presencial al público por el cierre de nuestras oficinas, nos embarcamos enmirar a los ojos al virus, sabiendo que juntos, como históricamente veníamos haciendo las cosas, íbamos a ser capaces de que la COVID-19 no nos parase. Y así lo hicimos …
La labor de esta gerente en este tiempo ha sido puramente comercial y organizativa, pero ha servido para sacar grandes conclusiones. Entre ellas, la sensación de un enorme orgullo por pertenecer a una empresa que además de ser la seña de identidad de una región, ha sido el ejemplo al mundo de coraje, tesón y personalidad.
El observar cómo mujeres de nuestro pueblo, la mal llamada mujer rural, salía a trabajar a diario, con coraje, mientras el mundo estaba pendiente de número de muertes y casos en un escenario desolador, eran momentos que te encogían el corazón. Hablo de mis trabajadoras, de aquellas mujeres que algunos posicionan en un escalón inferior al resto de la sociedad, aquellas que pasan desapercibidas porque nunca se oye su voz, aquellas que además son amas de casa, con hijos, con hogares que sustentar,… además ahora, eran verdaderas mujeres coraje, porque pese al miedo, no iban a permitir la paralización de la producción de nuestro producto e iban a ser, no solamente santo y seña del ajo de las Pedroñeras, sino ejemplo de compromiso y coraje, sirviendo estas líneas para rendir mi más sincero agradecimiento y homenaje a la mujer trabajadora del mundo rural.
Hoy estamos a punto de iniciar una nueva campaña y gracias a todas estas medidas y a nuestra base social y plantilla marcamos el nuevo reto con una visión distinta. La COVID-19 ha marcado nuestras vidas y, tristemente, la seguirá marcando durante tiempo. Pero ello ha hecho que cooperativas como la nuestra pueda evolucionar hacia parámetros empresariales distintos, con nuevos organigramas empresariales que permitan la distancia social, el teletrabajo, con el fin de seguir abasteciendo al mundo de un producto de primera necesidad, y que hoy también se posiciona, como posible remedio al temido virus, mediante ensayos médicos que lo posicionan con características esperanzadoras.
Por último, personalmente, la COVID-19 me ha ayudado a ver que puedo cuidar de la familia y a la vez trabajar en el mismo espacio. Afortunadamente, tengo el lujo de vivir al lado de mis padres y, por tanto, estoy disfrutando de una relación familiar entre mis padres y mis hijos gracias al teletrabajo. La vida cambia, y ella debe engancharse al tren de las nuevas tecnologías, y con la implantación de nuevos sistemas estamos consiguiendo mantener a nuestros clientes y proveedores atendidos de una manera eficaz.
Me quedo con el esfuerzo, la confianza, el tesón y el coraje de mi equipo, sabiendo que venceremos, que lo haremos pronto, y qué si cabe, seremos más fuertes.
Hoy hemos demostrado a la sociedad, que la mujer trabajadora del mundo rural es una pieza clave en el sistema alimentario del cual dependemos todos, y que cuidando la esencia de empresas como SAN ISIDRO EL SANTO seremos capaces de reponernos ante cualquier circunstancia.
Juntos como lo hemos hecho siempre, estaremos.