Muchas cooperativas ganaderas tienen entre sus actividades la fabricación de piensos compuestos para animales, prestando así un servicio de abastecimiento a sus socios y a las necesidades de alimentación de su cabaña. De esta manera la cooperativa realiza un ciclo cerrado que comienza con el acopio y el almacenamiento de las materias primas nobles, que posteriormente son molturadas y mezcladas con otros componentes (melazas, grasas, minerales…), hasta obtener piensos homogéneos en forma de harinas o gránulos que requieren operaciones mecánicas de elaboración. El producto final así obtenido es suministrado al socio, que valora en esta actividad un servicio de calidad y de regulación de los costes productivos.