Castilla La Mancha, con una producción media en los últimos años en torno a los 40 millones de kilogramos, es la segunda comunidad productora en el ámbito nacional, destinando la mitad del producto al mercado en fresco y la otra mitad a industrialización. El champiñón y otros hongos comestibles suponen una facturación total próxima a los 40 millones de euros.
Las especiales condiciones climáticas y los sistemas de cultivo empleados en La Manchuela permiten obtener una calidad y cualidades organolépticas inexistentes en el producto de otras zonas. A este minucioso cultivo se dedican gran número de familias, obteniendo un producto que si bien no es conocido por el gran público -hay que reconocer que en España tenemos uno de los índices más bajos de consumo per cápita-, sí es altamente valorado por gastrónomos y determinados mercados selectos nacionales e internacionales.